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sábado, 1 de diciembre de 2012

La política de la negación


A unas horas de que Peña Nieto tome protesta como nuevo presidente del país, los comentarios, las marchas y las inconformidades apuntan a una realidad imaginaria, a que Peña no será presidente, a que no será su presidente. Nada más peligroso. La realidad es que tomará posesión aún cuando el país al unísono gritara que no lo hiciera, y lo hará porque el Tribunal Electoral ya calificó la elección de 2012. Nos guste o no, Peña Nieto asumirá el cargo porque tuvo un cantidad mayor de votos y comenzará a trabajar.

Sí, es cierto, a pesar de que Peña Nieto obtuvo 19 millones 158 mil 592 votos, que representan sólo el 24.11% de la Lista Nominal, que fue de 79 millones 454 mil 802;  y el 38.20% de la votación total de la elección, que fue de 50 millones 143 mil 616, en nuestro país no hay todavía un mecanismo, como la segunda vuelta, que otorgue a la ciudadanía una mayor cercanía con quién es elegido Presidente del país. Las cifras anteriores indican, al menos superfluamente, que 30 millones 985 mil 024 ciudadanos NO votaron por él y esa es una realidad que tendrán que atender como nuevo gobierno.

La indignación es un ingrediente que puede transformar el mundo, pero sólo cuando no está acompañada de apatía, indiferencia e inmovilidad. Lo que nos toca a nosotros es lo relevante. ¿Qué haremos en estos seis años? ¿Quejarnos y criticar cada paso que dé o dar seguimiento, proponer, organizarnos y exigir que se nos rindan cuentas? La respuesta está en nosotros y la actitud que tomemos será determinante en este sexenio y en las elecciones que vienen, tanto en las locales como en las próximas Presidenciales. Por lo pronto hay cuatro tareas pendientes, la segunda vuelta, la compra y coacción del voto, la regulación de las encuestas y el fomento temprano de la educación cívica y política de los ciudadanos. ¿Qué vamos a hacer al respecto? ¿Dejaremos estos temas en el cajón y volverá la indignación en tres y seis años, respectivamente? ¿Qué proponemos?

Si negamos la realidad, desapareceremos del mapa político y la toma de decisiones, si la asumimos y tomamos cartas en el asunto para transformarla estaremos presentes y seremos agentes de cambio. No seamos críticos de clóset, asumamos nuestro rol de ciudadanos y comencemos este nuevo sexenio con ojos atentos y con la mente dispuesta. Negar a un presidente y esperar a que llegue otro que nos satisfaga puede dejarnos perpetuamente en un limbo.  Dejemos de ser víctimas.


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