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viernes, 24 de septiembre de 2010

Un buen consejo de Moisés Naím

Comenzar a trabajar en la tesis tiene muchas virtudes obvias, una de ellas es poder conocer el trabajo de otros a quienes también les interesa tu tema, otra, no tan obvia, es la posibilidad de leer el periódico con calma y una tercera, tampoco tan obvia, es el tiempo que te da para escribir este tipo de reflexiones.

Hoy, en mi descanso mental diario puse ojos a la segunda actividad y, como ya es costumbre últimamente, las noticias relacionadas con la violencia en el país llenan nuestras primeras planas. Después de revisar varios artículos de opinión me topé con uno atrasado de Carmen Aristegui que mencionó de paso a Moisés Naim, un venezolano que publicó en 2007 un libro titulado "Ilícito", que, de acuerdo con ella, es bastante bueno para explicar la complejidad del problema del crimen organizado.

Como no tenía idea de quien era Naím, busqué sus datos en internet y me topé con un agradable artículo de Ibsen Martínez, publicado en Letras Libres, que me hizo sentirlo casi como un amigo. Un buen consejo, antes de comenzar a trabajar de nuevo en la tesis, me lo dio sin saberlo:

”Desde luego, se trata de una idea que iba contra la sabiduría convencional de aquel entonces. Creo que, cuando uno escribe, el primer deber es no aburrir, y una manera muy potente de lograrlo es mirar cuáles son las ideas más queridas por los lectores... y reventarlas. Es lo que hago en la columna que publico en Foreign Policy. En ella siempre trato de mostrar con cifras, datos y lógica alguna conexión que presumo no es obvia. En esto tiene mucho que ver el estar consciente de que casi nadie lee. Y de que la poca gente que lee a menudo carece de tiempo para hacerlo y eso la hace cada vez más selectiva al utilizar su tiempo de lectura. A menos que los provoques argumentando agresivamente, pero con propiedad, contra ideas que esos lectores ‘quieren’ mucho, no van a leerte. Si eres aburrido o repites lo que otros han dicho no van a leerte. Siento la obligación de agregar valor.”


Aqui les dejo ambos artículos completos: el de Carmen Artistegui y el de Letras Libres.

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