La semana pasada escribí sobre las más recientes estadísticas del desempleo en nuestro país. El día de hoy lo haré sobre el desempleo en Estados Unidos, que, de acuerdo con Reforma, alcanzó su punto más alto en 34 años. El tema es de particular importancia para México, porque un gran porcentaje de las personas que quedaron sin empleo son mexicanos, lo que se traduce inmediatamente en la disminución de las remesas que entran al país.
Dicha disminución, a su vez, implica un menor ingreso, menor consumo e incluso empobrecimiento de muchas familias mexicanas, que, en mayor o menor medida, dependen para su subsistencia del dinero enviado por sus familiares. De acuerdo con Reforma, tan sólo en el DF, las remesas han caído de 1, 525 millones de pesos en 2006 a 1, 105 millones de pesos a principios de este año.
Dicha disminución, a su vez, implica un menor ingreso, menor consumo e incluso empobrecimiento de muchas familias mexicanas, que, en mayor o menor medida, dependen para su subsistencia del dinero enviado por sus familiares. De acuerdo con Reforma, tan sólo en el DF, las remesas han caído de 1, 525 millones de pesos en 2006 a 1, 105 millones de pesos a principios de este año.
Este fenómeno aún no ha acaparado la atención del gobierno federal, y aunque la disminución no sea muy grande, al menos en el caso del DF, es importante no soslayarlo, porque, como bien sabemos, una considerable cantidad del PIB del país depende de las remesas. Por ello, es fundamental que se pongan manos a la obra para pensar en acciones que aminoren el impacto negativo de la disminución de remesas, y que también prevean acciones para el retorno de connacionales, ambos aspectos estrechamente relacionados con la crisis económica en el vecino país del norte.
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