SOBRE EL AUTOR

lunes, 2 de mayo de 2011

EL FINAL DE UN PRIMER DÍA DE TRABAJO

Después de una primera tarde de trabajo en la localidad de Pokchich, que consistió en una asamblea con las promotoras, que buscaba incentivar la recolección de botellas plásticas para donarlas a una parroquia, emprendimos el regreso, pero antes debíamos pasar a casa de la Señora Minerva para recoger algunas de estas primeras tandas de botellas. Ella, su esposo Raymundo y su hija nos recibieron en una estancia al aire libre que tenía un bellísimo techo de bugambilias rosas. Platicamos un buen rato, comimos unas donas que nos vendió una niña llamada Cielo y al final me regalaron una enorme bolsa repleta de deliciosos tamarindos con los que hicimos una fresca agua al llegar. Sé que la generosidad de las personas de nuestro país es algo que todos conocemos, pero no por eso es algo que debe dejar de sorprendernos y maravillarnos.

EL TECHO DE BUGAMBILIAS

Gracias a tardes como éstas es que sé que amo a mi país como a ningún otro en el mundo. Me siento profundamente bendecida por la posibilidad de pasar dos meses aprendiendo de personas inteligentes, nobles y entregadas. Espero poder contribuir también.

NENEK, PALO DE ROSA, NENEK, NEGROS COLLARES…

Las frescas mañanas huastecas son casi siempre precedidas por varias calurosas horas que atavían a las bellas mujeres de collares de ébano. El carácter de la mujer huasteca es firme y sólo cuando están ya en confianza podrás ver sus hermosas y honestas sonrisas. La belleza en la Huasteca está siempre presente, en el verdor inexplicable después de siete meses de sequía, en los árboles rosas que resaltan entre la exuberante maleza, en las casas bellamente adornadas de palma, en los huapangos y en la personas, especialmente en los niños.

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