SOBRE EL AUTOR

lunes, 2 de mayo de 2011

NO HAY CASUALIDADES

El segundo módulo del Programa de Formación de Liderazgos de Fundación Ethos consiste en vivir durante dos meses en una comunidad marginada en nuestro país. Este módulo fue una de las principales razones que me motivaron a participar. Primero, porque estoy convencida de que vivir fuera de la Ciudad de México es una oportunidad valiosa para quienes han radicado aqui por largos periodos de su vida y, segundo, porque quiero ser un servidor público con un conocimiento un poco más cercano y real de la situación de nuestro país. Creo que no es lo mismo ofrecer soluciones desde un escritorio, basándose sólo en estadísticas y números a hacerlo pensando en que éstas afectan a personas de carne y hueso que tienen familias, sueños y que viven en contextos específicos. 

Mi primera idea, que sigue estando latente, incluso ahora más que nunca, fue vivir en algún estado del norte del país, específicamente Chihuahua o Baja California, pero por razones obvias, lo acordado por la Fundación y por mi fue que estar allá representaría un riesgo y que por lo tanto lo mejor era buscar otra opción. Esa segunda opción fue Chiapas, en la que trabajaría con un Patronato que se especializa en cuestiones educativas (la historia misma de ese patronato es algo digno de contar, pero para no extenderme demasiado lo haré en otra ocasión). La idea de Chiapas llenaba de alegría mi corazón porque me imaginaba perfectamente trabajando y aprendiendo de ellos y viviendo durante dos meses en un estado que me parece absolutamente maravilloso. Todo era perfecto, se habían hecho ya las gestiones necesarias y sólo faltaba acordar la fecha en que viajaría. Me sentía tranquila, los coordinadores también y mis compañeros se alegraban de que ya estuviera todo listo. Sin embargo, una semana y media antes, nos mandaron un correo diciendo que no era lo más conveniente ni seguro viajar en este momento debido a ciertos eventos que ponían en peligro a todo aquel que no fuera de la comunidad.

¿Qué podría haber ocurrido? Había dejado de ir al norte por la inseguridad y ahora también una comunidad en Chiapas dejaba de ser segura. ¿En verdad es mi país un país libre? ¿Puede considerarse libre cuando el tránsito y la vivienda en ciertos lugares nos está ya restringido? ¿Puede considerarse libre cuando tememos y evitamos cada vez más ciertos estados de la República?

Nada está dicho y eso lo confirmé una vez más, ni siquiera lo que parece más certero. Después de este repentino cambio de planes, la opción que me dieron fue trabajar con una organización que se llama Fondo para la paz en la Huasteca Potosina. Mmmm… la Huasteca… sí, definitivamente es muy bella y los proyetos de Fondo parecen muy interesantes, pero no estaba segura debido a que uno de ellos, que parecía ser el principal, ya lo conocía e incluso algunas personas de mi familia lo habían implementado. Después de pensarlo y platicarlo con mi familia me di cuenta de que ese pequeño detalle de conocer "uno" de los proyectos no era razón suficiente para no ver esta oportunidad como algo extraordinario, así que al día siguiente (porque todo esto tenía que definirse lo más pronto posible) le escribí a los coordinadores y les dije que sí, que la Huasteca sería.




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