SOBRE EL AUTOR

lunes, 2 de mayo de 2011

UN CAMINO INCIERTO

Mi viaje inició formalmente el martes 29 de marzo. Salí de la Ciudad de México rumbo a Ciudad Valles a las 10 de la noche. Me esperaba un viaje de nueve horas y media y lo que hice fue intentar dormir. Aquí les transcribo mis pensamientos de esa primera noche.

AMANECER HUASTECO

El primer amanecer huasteco lo pasé en el autobús rumbo a Ciudad Valles. Estaba muy cansada y me pasó lo que nunca: temía que me robaran la mochila en que llevaba mi computadora, la cámara y mi nueva lámpara de topo, incluso temía que me robaran mis tenis nuevos (que me había quitado para dormir). Temores tontos, lo sé, pero al fin temores. Dormí a medias y despertaba entre parada y parada hasta que hubo algo que me hizo descansar: un cambio de chofer. El primero no era malo, pero el segundo comenzó a escuchar música y lo hizo durante todo el trayecto, era música que hablaba de Dios. Me tranquilizó por completo. Ahí estaba yo, sentada en un autobús en la madrugada rumbo a un destino que me había elegido a mí. ¿Por qué la Huasteca y no Chiapas? ¿Por qué la Huasteca? Eso es algo que Dios me está ayudando a descifrar… y para ser franca, lo está haciendo rápidamente.

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